Alberto Híjar Serrano
Ésta es la era de los nuevos tiempos, se anuncia, se pregona el nuevo orden mundial. Son años de experiencia de una actitud despiadada, se trata de hacer negocios de ganar como nunca antes. Sin importar consecuencias, sin consideración alguna, nunca ha conocido el mundo una época mejor. Un orden más cabal, el nuevo orden mundial.
Se anuncia, se pregona el nuevo orden mundial, porque del otro lado se desintegró una unión. Se desbocaron los rumbos, se vino la confusión. Estamos al fin de la historia. Dejar hacer es la opción. No hay que ponerle frenos a la soberana ambición, esta invencible dama puede sortear los peligros, saquear a los desprotegidos e imponer su voluntad.
Durante los últimos años se ha dicho con insistencia: no existen otros caminos, el nuevo orden es la opción, ésta es la alternativa, se requiere sumisión. Si no es por la buena, será por la mala.
Estamos acostumbrados a sortear los peligros y salirnos con la nuestra. Modelo de expoliación.
Señoras y señores, no hay que perder más el tiempo, les ofrecemos el cielo, el paraíso terrenal. Si pasan hambre no importa, no todos somos iguales. La miseria es un adorno de países atrasados. No todos somos escogidos para gozar de la cima. Prepárense para ser pacientes espectadores y marginados señores del nuevo orden mundial.
Amor, amor, amor, ¿para qué amar a los otros? El amor es un estorbo, se trata de prepotencia, somos los escogidos. Los más capaces ahora. Los llamamos a mandar. Ya no hay enemigo al frente, lo tenemos que inventar y aplastarlo de veras, en esta lucha sin par para erigir todo el tiempo el nuevo orden mundial.
En esta lucha gigante hay algunos episodios dignos de relatar, no en balde tenemos fuerzas aquí y allá, que están siempre dispuestas a servir como el que más, por relucientes monedas y ver quién de ellas da más.
En esta historia reciente destaca lo de Granada, fue como ir a la playa armados de escudo y espada. Se aplastó la resistencia, no faltaba más. Sin importar si violó el derecho internacional. Como diligentes hormigas cayeron los granadinos, para eso nos movimos hasta esa isla en el mar. Deben saber esos nichos que no aceptaremos diferencias en modos de gobernar ni aceptamos negocios con los traidores antillanos que han osado retar a la potencia del norte, del sur y de ultramar.
En un momento estelar un imponente silencio se impuso en todo el océano.
Shhh, shhh, shhh, silencio, navegan las fortalezas erizadas de cañones, antenas, radares, cámaras infrarrojas, parecen escarabajos merodeando por las playas.
Shhh, shhh, shhh, silencio, cero, cero, cero horas, cero, cero, cero minutos, december twenty, 1989. Shhh, shhh, shhh, silencio, no hagan ruido. Hay que caer por sorpresa. El justo papel del villano, con alevosía y ventaja. A dejar las moralejas los varones de este siglo, no nos detienen las trabas, ni ningún otro derecho.
Cero, cero, cero horas, cero, cero, cero minutos, december twenty, december twenty, twenty
1, 9, 8, 9… 1, 9, 8, 9
Shhh, shhh, shhh, shhh, shhh, shhh [sonido que simula ráfagas de metrallas].
Ay, ay, agáchense. Corran, corran. Por aquí, ahí están, parecen unas bestias. ¡Esto es el infierno!
¡Salvajes! ¡No tiren, no tiren, estamos desarmados!
Shhh, shhh, shhh, shhhhh [sonido que simula ráfagas de metrallas].
Ay, ay, agáchense. Corran, corran. Por aquí, ahí están, parecen bestias. ¡Esto es el infierno! ¡Salvajes! ¡No tiren…!
Transcripción por Francisco Hernández Zamora, del texto de Delgadillo, de propia voz -archivo de audio-, sobre la instalación de la pieza escultórica Nuevo Orden Mundial, 1989.