Observamos la existencia de un vínculo entre el sentido ético, político e ideológico de Delgadillo en su vida a raíz del 68 como expresión de un fuerte compromiso social con las clases populares y sectores oprimidos.

Observamos también que ello es posible de explicarse debido a sus vínculos amorosos con sus padres y que, a su vez, derivó en dos características de su modo de vida personal: la medianía austera para la compartición y la dignidad de sí mismo frente a las distintas formas de corrupción. Tener presente este conjunto de características de la personalidad de Delgadillo junto con su trato sencillo y alegre nos ayuda a comprender por qué es que en su persona fue posible la consumación de este nuevo sesgo del muralismo mexicano en los últimos treinta años del siglo xx. Periodo de intensa impugnación del muralismo por parte del grupo de la Ruptura y los intelectuales ligados al mismo, siempre con el cobijo y auspicio institucional que aceptaba la nueva etapa donde el arte era regulado por los dispositivos del mercado especulativo y financierista.

La crítica norteamericana Shifra Goldman considera que el imperialismo cultural norteamericano armó una conspiración política, con la participación de la CIA y fuertes inversiones económicas de los corporativos transnacionales, en contra del realismo social (previamente difundido por el muralismo mexicano) para que el abstraccionismo triunfara. Su artículo señala la complejidad del proceso y no invalida los méritos del expresionismo abstracto. Señala la polémica subyacente entre Max Kozloff y Eva Cockroft en torno a la semejanza entre las metas de la retórica de la guerra fría norteamericana y la posición heroica de los expresionistas abstractos con su doctrina de la libertad individual.

A diferencia de la opción de la modernidad individualista y competitiva, el empoderamiento de Delgadillo y su obra emerge desde un modo de vida enraizado en la medianía austera de la compartición y desemboca simultáneamente en su compromiso social popular que se expresa en una nueva vertiente del muralismo mexicano y que articula el sentido ético, político e ideológico que lo llevan a declararse comunista e inscribirse en la izquierda radical de los años setenta, por su vínculo popular directo, si bien se confiesa siempre solidario del movimiento guerrillero de Genaro Vázquez y de Lucio Cabañas.

“José Hernández Delgadillo 1928-2000” Secretaría de Cultura del Estado de Hidalgo. 2017, pp 40-41.