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José Hernández Delgadillo

“Nuevos Tiempos”
Expresionismo erótico y simbólico en las serigrafías de Hernández Delgadillo

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José Hernández Delgadillo

“Nuevos Tiempos”
Expresionismo erótico y simbólico en las serigrafías de Hernández Delgadillo

Bien conocida es en la historia reciente del arte mexicano la trayectoria muralística monumental pública de José Hernández Delgadillo. Creador formado como parte de la égida más auténtica de la llamada Escuela Mexicana de Pintura, Hernández Delgadillo es un heredero sui generis de la tradición instaurada en México y América Latina por Rivera, Orozco y Siqueiros. Durante su ya larga carrera, el muralista de origen hidalguense se ha impuesto el objetivo de producir una obra cuyos contenidos fundamentales están ligados a la acción estrictamente política de las artes plásticas, a la lucha de clases en el más puro sentido marxista y a la función didáctica como un método de fortalecer la educación de las clases menos ilustradas de nuestra sociedad. En lo personal, siempre he expresado que toda manifestación artística bien realizada constituye un acto político per se y que en la mayoría de los casos, desafortunadamente, la plástica que busca transmitir mensajes políticos evidentes se erige en una tautología ideologizante que resta méritos a la calidad meramente estética. No obstante comprendo y respeto la existencia de una tradición nacionalista (cuyos objetivos estéticos no comparto), surgida como resultado de los cambios sociales y políticos que nuestro país empezó a vivir al término de la gesta revolucionaria de 1910. Dentro de este contexto, la obra mural de Hernández Delgadillo se ganó un lugar singular, comparable en intensidad a la que creó otro artista mexicano innovador y profundamente involucrado con las causas sociales como lo fue Juan O’Gorman, o en otra dirección ese gran muralista guatemalteco radicado en nuestro país que fue Carlos Mérida. Sin embargo, existe un territorio del trabajo de Hernández Delgadillo en el que se ha profundizado menos y que nos ofrece una visión interna de los procesos minimalistas de composición que, en gran medida, han alimentado sus propuestas monumentales. Éste es el caso de la carpeta de serigrafías que busco presentar sencillamente con este texto, haciendo notar que en ellas prevalece un profundo conocimiento de la iconografía que caracteriza el universo mesoamericano, un manejo de ciertos elementos eróticos que nos remite a las tradiciones latinoamericanistas más intensas y, en síntesis, un sincretismo visual en el que confluyen algunos ecos del mejor René Portocarrero, ciertas improntas de El hombre en llamas de José Clemente Orozco, un misterioso homenaje cifrado a la escultura de Henry Moore y a la tradición de los chacmool. Sin pretensiones de encasillar con alguna definición generalizante este conjunto de serigrafías de Hernández Delgadillo, encuentro en ellas la fuerza intensa y profunda de los simbolismos que dan forma al arte indígena, ciertos ecos europeizantes que quedan de manifiesto en alguna reminiscencia art nouveau que nos ofrecen algunas de ellas y el concepto antropomorfo como eje central de las composiciones de toda la carpeta. En este caso, más allá de las ideologías y de la buscada función política de la expresión plástica, podemos atestiguar en las serigrafías de Hernández Delgadillo el triunfo de la imaginación como un hecho revolucionario y de libertad suplantando una posible demagogia visual.


Texto del Libro: Lienzo Tlatelolco
de Leopoldo Ayala, Héctor García y José Hernández Delgadillo,
México, 1998.